lunes, 30 de mayo de 2011

La antimateria

En 1928, el físico inglés Paul Dirac postuló la existencia de antipartículas, objetos que tenían las mismas características que las partículas ya conocidas -protón y electrón- pero cuya carga era opuesta, con el fin de explicar la aparición de soluciones dobles en la Ecuación de Dirac. Había nacido el concepto de antimateria.

Un razonamiento que permite justificar la existencia de la antimateria es la posibilidad de convertir energía en materia. Einstein explicó en su Teoría Restringida de la Relatividad que la materia se podía transformar en energía  de acuerdo con la expresión E = m.c2. Si pretendemos realizar el proceso inverso, es decir, transformar energía en materia, se deberá formar una partícula cargada y su complementaria de carga opuesta para mantener la neutralidad de la carga. Esto implica que una cantidad de energía debe generar una partícula y su antipartícula correspondiente, la misma cantidad de materia que de antimateria. Otra consecuencia de este hecho es que cuando se encuentran en un mismo punto materia y  antimateria, ambas se desintegran, liberando una cantidad enorme de energía

Desde que se detectó la primera antipartícula en 1932, se han generado de forma rutinaria en laboratorios de todo el mundo. Por ejemplo, la Tomografía de emisión de positrones es una técnica de diagnóstico patentada en el CERN y extendida por todo el mundo. Pero la antimateria todavía encierra enigmas sin aclarar: ¿por qué no se detecta prácticamente nada de antimateria estable en el Universo?. ¿Dónde se encuentra la antimateria que se tuvo que formar durante el Big Bang?. El lanzamiento y puesta en órbita del AMS (Alpha Magnetic Spectrometer) en la Estación Espacial Internacional contribuirá a aclarar estos misterios que rodean a la antimateria.