viernes, 29 de abril de 2011

A la caza de antimateria

En 1928, Paul Dirac unificó la Teoría de la Relatividad y la Mecánica Cuántica por medio de una ecuación que lleva su nombre. Al resolverla se observó que la solución podía ser doble, lo que permitió a Dirac postular la existencia de la antimateria, un estado constituido por antipartículas, objetos de propiedades ideénticas a las partículas ya conocidas, pero de carga opuesta.

La confirmación de esta hipótesis se produjo en 1932, cuando se descubrió el positrón, la antipartícula correspondiente al electrón. Desde entonces se han detectado infinidad de antipartículas y algunos de los últimos avances tecnológicos están relacionados con la antimateria, como la Tomografía de Emisión de Positrones (P.E.T.), una técnica de diagnóstico que produce imágenes tridimensionales muy precisas de nuestro organismo.


Lanzadera espacial Endeavour © NASA
Sin embargo, la antimateria esconde todavía grandes enigmas, ya que aunque la Física predice que depués del Big Bang, en los inicios del Universo, se tuvo que producir igual cantidad de materia y antimateria, no encontramos ésta última en ninguna parte del Universo. Por esta razón, hoy se lanzqa al espacio el A.M.S., Espectrómetro Magnético Alfa, un detector de antimateria construido en el C.E.R.N., que será ensamblado en la Estación Espacial Internacional (I.S.S.), donde medirá durante 10 años la presencia de antipartículas en el espacio exterior con una sensibilidad que nunca ha sido alcanzada. España ha colaborado, a través del CIEMAT, en la construcción de uno de los ocho detectores que forman el A.M.S.

Esperamos que esta sonda permita una mayor conocimiento del Universo y desentrañar los enigmas del siglo XXI: la materia oscura, el origen del Universo y la constitución fundamental de la materia.

martes, 26 de abril de 2011

Chernobyl, 25 años después

Hoy, 26 de Abril de 2011, se cumplen 25 años del accidente de Chernobyl en un ambiente muy diferente del que nos habíamos imaginado.

Cuando todos parecían haber olvidado las dramáticas consecuencias de la tragedia, que causó centenares de miles de muertos de acuerdo con el Informe de AIMPGN (2006), nos encontramos con el siniestro déjà vu de Fukushima, donde se repiten todas las pesadillas que recordamos bien: helicópteros sobrevolando la central intentando controlar su temperatura; un muro de silencio y de desinformación ocultando las dimensiones del accidente; liquidadores jubilados limpiando el entorno contaminado de la central; los isótopos yodo-131, cesio-137, estroncio-90 en vuelo transoceánico para hacer turismo en california, Europa o Groenlandia.

La historia nuclear de la Humanidad se ha caracterizado por mostrar unos rasgos de frivolidad que rozan el esperpento, como las pruebas atmosféricas realizadas por Estados Unidos y la Unión Soviética en los años 50 o el depósito de resíduos nucleares de alta actividad en la Fosa Atlántica frente a la costa gallega en los años 80. Ahora descubrimos unos adosados nucleares en primera línea de tsunami, urbanizaciones de centrales nucleares situadas en una zona exclusiva: la de mayor riesgo sísmico del mundo. Ojalá que dentro de treinta años no tengamos que repetir la crónica de un desastre anunciado. Por cierto, en 1988 se publicó en Japón un cómic que anunciaba el accidente nuclear en una de las centrales del pais.

Para los que necesiten más información, os recomiendo el siguiente documental


jueves, 7 de abril de 2011

G.O.C.E., el mejor fotógrafo de la Tierra

G.O.C.E. es un satélite de la Agencia Espacial Europea cuyas siglas son Gravity field and steady-state Ocean Circulation Explorer (Explorador del campo Gravitatorio y la circulación oceánica). Fue lanzado en 2009 y su misión consiste en determinar con gran precisión la gravedad terrestre y la forma del geoide terráqueo. 
From  E.S.A.

Esta semana, después de dos años  de recogida de datos, se ha publicado un mapa de la gravedad terrestre que no tiene precedentes, en el que se muestran con distintos colores las diferencias de gravedad sobre la superficie de la Tierra. Las zonas de mayor gravedad están coloreadas en amarillo y las de menor, que se superponen con los oceános, en azul.

Además, el satélite ha caracterizado con una precisión de unos dos centímetros la forma exacta del geoide terráqueo. Desde el siglo XVII sabíamos que la Tierra está achatada por los Polos, pero ahora podemos afirmar que tiene forma de pera, más achatada en un polo que en el otro. La caracterización perfecta del geoide permitirá conocer mejor las corrientes marinas y  avanzar en los estudios del clima.

Este satélite continuará girando alrededor de la Tierra otros dos años más, por lo que se espera que todavía aporte una información fundamental para el estudio del cambio climático. Podeis observar en este video la calidad de los datos suministrados por G.O.C.E.