Resulta difícil comentar en cuatro líneas todas las impresiones que hemos tenido en un día tan intenso, que comenzamos somnolientos consultando las notas de Selectividad a las siete de la mañana y al que le siguieron otras siete largas horas de visita en el CERN.
Supongo que aún es pronto para rememorar todos estos momentos que se sucedían vertiginosamente y elegir los que mayor huella nos hayan causado: la bienvenida cálida y distendida del personal español que trabaja o realiza su tesis en el CERN (muchas gracias a Octavio, Dani y Rebeca por su dedicación y el contagioso entusiasmo de sus explicaciones); el recorrido por el Centro de Visitas del ATLAS; la visita al SM18, donde hemos visto y tocado los dipolos y cuadripolos del acelerador o sus aislantes térmicos de última generación; o el comedor del CERN, donde comparten mesa todas las lenguas imaginables de Babel pero siempre se encuentra un lugar para el entendimiento y la colaboración.
Ahora bien, aunque cada uno tendrá un recuerdo personal, espero que todos mantengamos mucho tiempo el interés y la curiosidad para buscar respuestas a los interrogantes que nos plantea la Ciencia del siglo XXI:
¿Quienes somos, de dónde venimos y a dónde vamos?
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